Claudia López
La "nueva" noticia de la 'Operación Jaque' no es el uso del emblema de la Cruz Roja, sino la confirmación de que el Presidente, el Ministro y los mandos militares habían hecho, como de costumbre, una cadena de mentiras que fueron quedando en evidencia. Primero negaron haber usado el logo de la Cruz Roja.
Cuando los medios de comunicación pusieron en evidencia esa mentira, se inventaron otra. Que había sido la acción de un soldado fruto del nerviosismo. Cuando esa mentira también quedó en evidencia se inventaron otra. Que ni el comando de las fuerzas militares, ni el Ministro, ni el Presidente conocían el video y los detalles de la operación, que ellos reconocieron haber planeado y ejecutado al detalle el día de la celebración y niegan conocer el día de las evidencias.
Para tapar esa cadena de mentiras, salieron con una propuesta inverosímil. Que quitarán el reconocimiento y juzgarán por traición a la patria a los militares que, cumpliendo órdenes, arriesgaron su vida para rescatar a los secuestrados y luego filtraron un video de cómo lo hicieron. La filtración puede ser indebida, pero estoy segura de que lo que le parece realmente indebido y traición a sus jefes es que deje en evidencia sus mentiras. En este caso, el perro no sólo se muerde la cola sino que, además, muerde a los propios.
La otra "nueva" noticia es que el Presidente persiste en usar su capital político para proteger a los 'parapolíticos' y legitimar su permanencia a su lado y en el poder. Esta vez lo hace proponiéndole al Congreso más judicializado en la historia del país que se encargue de reformar a sus jueces y, de paso, a toda la rama judicial. Y les enseña el camino. Primero, quitarle a la Corte Suprema de Justicia la facultad de juzgar congresistas. Segundo, ratificar la cooptación uribista de las Cortes, principalmente la Corte Constitucional y el Consejo Superior de la Judicatura, dándoles la facultad a las mayorías uribistas impuestas en esas Cortes de designar en adelante a sus miembros. Y tercero, crear una doble instancia para congresistas que los proteja más en futuras investigaciones judiciales y de carambola tumbe los procesos de 'parapolítica' en curso. Como si el problema fuera la falta de garantías de los congresistas y no el abuso de todas las que han tenido.
Esa ruta en la justicia la complementa con una propuesta de reforma política, que asegura que en los dos mandatos del presidente Uribe no se afecte la estructura de poder 'parapolítico' y pueda seguir gobernando. Cuando vuelve a quedar en evidencia que la mayoría de congresistas uribistas no pueden votar las reformas, especialmente la de la Justicia, por estar inhabilitados ética, política y legalmente, el Presidente les propone una fórmula para hacerles trampa a los impedimentos y sacar adelante la reforma, mientras fustiga a los opositores. El tradicional estilo de ladrarles a los demás, mientras el perro se limpia la cola.
Un mínimo ético y de sentido común evidencia que este Congreso no tiene legitimidad para abordar reformas estructurales, mucho menos una reforma judicial. La única salida que tiene es aprobar normas políticas y electorales de sanción y enmienda que le den algo de oxígeno para sobrevivir hasta el 2010. Cuando el Congreso quiso hacerlo en la legislatura pasada, el Presidente se opuso, hundió la 'silla vacía' y la reforma política.
El único chance del Congreso es dejar de hacer de perrito faldero y cuidar su propia supervivencia, dando muestras serias de autosanción y regulación, que limiten la posibilidad de que mafias y grupos armados sigan cooptando la representación política del país. Hasta que eso no ocurra, el perro seguirá persiguiéndose la cola y mordiendo a los demás, mientras el Presidente pasa por derecha lo único que de verdad le importa: su segunda reelección.